La influenza y el resfriado común son enfermedades respiratorias que comparten muchos síntomas similares, incluso la gran facilidad de contagio; sin embargo, son enfermedades provocadas por virus diferentes.
La influenza es causada sólo por los virus de la influenza: A, B, C y D, de los cuales, A y B son los que cada año causan, en el hemisferio norte, cientos de casos durante la temporada de influenza, y son capaces de dar inicio a epidemias. En cambio, la influenza tipo C, por lo general, sólo causa síntomas leves de la enfermedad. Finalmente, la influenza D afecta principalmente al ganado.
Por otro lado, el resfriado común puede ser causado por diferentes virus: rinovirus, los virus de la parainfluenza y los coronavirus estacionales (estos últimos no deben confundirse con los virus que causan la Covid-19).
Debido a que la influenza y el resfriado común tienen síntomas similares, puede resultar difícil notar la diferencia entre ellas; pero, en general, la influenza puede traer consecuencias de leves a graves en la salud de quien la padece, y los síntomas suelen ser repentinos e intensos.
En cambio, los resfriados comunes suelen ser más leves y no suelen provocar problemas graves de salud como neumonía, infecciones bacterianas u hospitalizaciones.
Otra gran diferencia entre la influenza y el resfriado común es que para el resfriado no existe una forma de prevención como la vacuna, pero para la influenza sí. De hecho, todas las mujeres embarazadas (independientemente del trimestre), todas las personas de 6 a 49 meses de edad deben vacunarse contra la influenza una vez al año, así como los adultos mayores de 60 años y las personas entre 5 y 59 años que viven con un factor de riesgo (asma, obesidad, hipertensión, entre otras) deben recibir la vacuna contra influenza para minimizar el riesgo de que aparezca la enfermedad y por lo tanto que sea necesaria la atención hospitalaria.